De niños todos conocemos al compañerito picaro que, por un don natural o heredado, consigue evitar todas aquellas tareas que a nosotros la maestra nos obliga a hacer y, aun asi, sigue siendo bien considerado, lllegando, en ocasiones, a ser señalado como un ejemplo a seguir.
Lo lamentable es que, ya de adultos, este niño crecio para repetir el esquema inicial, solo que esta vez al no hacer sus tareas somos nosotros, sus compañeros, quienes debemos encargarnos de perder tiempo realizando lo que él se nego a hacer y, de esta manera, nos retrasamos en nuestras propias obligaciones.
Para acabar definitivamente con este problema, que afecta a todas las oficinas del pais, tenemos la solucion y se la ofrecemos en nuestro programa de control de empleados que le permitira saber quienes, de su personal, cumplen con los horarios y las tareas asignadas y quienes -muchos mas de los que se piensan normalmente- no lo hacen.
|